Enterrando los sueños
Seguro que alguna vez le has preguntado a un niño pequeño qué quiere ser de mayor. Y la respuesta, por extraña o incomprensible que haya podido parecer, seguro que ha sido clara y ha venido cargada de un idealismo envidiable y unas ganas contagiosas. Porque los niños saben que, aunque por ahora ese objetivo se presenta lejano e inalcanzable, en un futuro lo harán realidad y se convertirán así en su propia versión de héroe.
Si a este niño le volvieras a hacer la misma pregunta poco antes de terminar el colegio y lanzarse a hacer realidad su carrera profesional, puede que te dijera que irá a la universidad para ser abogado o economista. Es muy posible que incluso te diga que todavía no lo ha decidido, pero que aún tiene unos meses antes de tener que mandar las solicitudes para aclararse.
Yo aún recuerdo lo que tardé en rellenar el formulario de solicitud de la universidad. No sabía qué carreras poner ni en qué orden. Agobiada porque el plazo iba a terminar, llamé a varios amigos para ver qué habían puesto ellos y me encontré que muchos tenían exactamente el mismo problema. Al final, y exceptuando a los pocos que tenían una vocación más pronunciada, la mayoría acabamos eligiendo una carrera de entre muchas al azar, con la que teníamos cierta afinidad con las asignaturas y que nos permitiera hacer “algo de provecho”. Si alguien se acordó de sus sueños de la niñez, desde luego que permaneció en silencio. Casi todos los transformamos en objetivos más asequibles y que pasaran los criterios de aprobación de nuestros padres. Y aunque a la hora de empezar la carrera no sabíamos qué tipo de trabajo nos llamaba más la atención en nuestra rama y si estaba hecho o no para nosotros, casi todos nos relajamos y nos convencimos de que en los siguientes años nos iríamos aclarando.
Redefiniendo tu camino
Mirando atrás, para mí ése fue el momento en el que decidí empezar a andar un camino que no necesariamente me iba a llevar al destino que yo había elegido para mí. Y aunque sabía que había algo que no llegaba a cuadrar del todo, me dejé llevar por el momento y me dije que ya conseguiría encaminarme hacia lo que verdaderamente quería, una vez lo viera más claro.
El problema es que si no estás convencido de que lo que estás haciendo hoy y ahora te va a ayudar de algún modo a alcanzar tus sueños, es probable que los acabes olvidando. Que te pierdas en el camino, te dejes llevar y tus objetivos empiecen a cambiar sin reflejar lo que verdaderamente quieres. Y todo esto sin que tengas que tomar ninguna decisión consciente. Y al salir al mundo laboral, alguien sin sueños ni ideas propias se encuentra que no puede aspirar más que a buscar un trabajo en alguna empresa que quiera contratarle y que se encargue de pensar por él y llevarle de la mano en el camino de su vida.
Si sumamos esto al hecho de que la mayoría de los estudiantes suelen necesitar dinero y que lo que desean más que nada es poder ser independientes económicamente, no es de extrañar que trabajar en una gran empresa y ganar dinero sea el objetivo único y apremiante de la mayoría de los recién licenciados y que el cumplimiento de los sueños propios, si es que aún existen, pueda esperar a otro momento de la vida.
Parece un pacto justo. Un cierto estatus social y una generosa – o en muchos casos ni siquiera tanto – transferencia bancaria a fin de mes, a cambio de una devota entrega de aproximadamente la mitad de tu vida y casi toda tu energía. En algunos casos y si la empresa tiene suerte, puede que encuentre en ti a una persona responsable e involucrada, que se vuelque por completo en el trabajo y le genere unos resultados magníficos.
Y así es como se va consolidando tu ascensión por un camino que elegiste de rebote hacia un destino que aún no has llegado a imaginar.
Ascender en la escala social y laboral puede proporcionarte una gran satisfacción a corto plazo. Sin embargo, esta satisfacción suele ser muy volátil. Subir un escalón de una escalera interminable puede parecer un pequeño triunfo si sólo ves los siguientes tres peldaños, pero visto con perspectiva es una pérdida de tiempo y esfuerzo.
¿Porque qué significa esta nueva posición personalmente en tu vida?
¿Crees que te hará más feliz?
¿Te ayudará a conseguir una mayor realización laboral o personal?
Una vez asimilada la alegría inicial, un ascenso no deja tras sí una estela de felicidad duradera ni te va a ayudar a dormir mejor por las noches. Es posible que incluso las obligaciones y deberes que se derivan de tu nueva posición te acaben pesando más que el empujón hacia arriba que ésta prometía. Además, por mucho que te digas a ti mismo que con tu nuevo sueldo vas a poder ahorrar más cada mes, un aumento en el salario siempre suele venir acompañado de un aumento en los gastos mensuales. Y una vez cubiertas ciertas comodidades básicas e incluso algunos lujos puntuales, más dinero no se traduce en una mejor calidad de vida, pero sí suele traducirse en una mayor carga a financiar cada mes y en tu dependencia de esta nueva posición laboral para subsistir.
Según me fui involucrando en la empresa, fui ascendiendo y mis responsabilidades aumentaron. Empecé a cobrar un salario bueno que me permitía vivir sin privarme de nada y aun así ahorrar cada mes. Sin embargo, con el paso del tiempo, mis niveles de felicidad en lugar de dispararse, se fueron desmoronando. No me lo podía creer ni yo misma ¿Cómo podía estar tan descontenta si todo marchaba tan bien?
Tras mucho meditarlo, me di cuenta de que aunque todo fuera bien, mi trabajo estuviera bien considerado en la empresa y estuviera contenta con mis compañeros y jefes, estaba dedicando toda mi energía a trabajar por algo que no acababa de ver como mío y con lo que no me identificaba.
Es imposible sentirse realizado si estás dedicando tu tiempo a cumplir los sueños de otros y no los tuyos propios.
Si no haces caso a tu corazón, es muy probable que camines a la deriva y nunca alcances el destino que deseas.
Éste es el primer secreto de la realización laboral: identifica tus objetivos y trabaja para hacerlos realidad.
No se trata de dejarlo todo y empezar de cero. Hay personas que pueden sentirse realizadas dedicándose a perseguir sus sueños en su tiempo libre, mientras que durante el día trabajan en alguna empresa. Ven el trabajo como un medio para un fin y esto las sustenta. Pero hay otras que necesitan poner toda la carne en el asador y entregarse por completo a una causa para poder hacerla realidad. Por último están las personas que enterraron sus sueños en algún momento y nunca volvieron a pensar en ellos. Estas personas pasan sus vidas descontentos con el mundo y quejándose continuamente de sus circunstancias, pero sin hacer nada para cambiarlas.
Lo cierto es que, aunque todos somos justos merecedores del destino que hemos ido labrando, sea cual sea éste, la mayoría de las veces ni siquiera nos damos cuenta de que no estamos andando nuestro propio camino, sino que más bien nos estamos dejando arrastrar. Y en el caso de que lo hagamos, es posible que pensemos que es lo que toca, que la vida es complicada y está llena de obligaciones que tenemos que asumir. Al fin y al cabo “seguir tu corazón y hacer realidad tus sueños” es una asignatura que no suele formar parte de ningún programa escolar.
Por eso te invito a que hagas una pausa en tu vida y dediques unas horas a pensar en si lo que haces te gusta, si se alinea con los objetivos que te has marcado en tu vida y si te está permitiendo desarrollarte en la dirección que deseas.
Lee la segunda parte de este artículo aquí
Creo q esta página debería ser conocida por los colegios de educación secundaria y animar a los alumnos a visitarla. Antes de que sea demasiado tarde para ellos…
Sería interesante traducirla a otros idiomas para llegar a más gente joven… Y no tan joven!
Felicidades por tu instrospeccion y tu libertad de pensamiento. Espero que sea algo contagioso y que le sirva a muchas personas
¡Muchas gracias!
Según vaya escribiendo y desarrollando bien el proyecto consideraré todas esas opciones que me dices.
Yo también considero muy importante que este tipo de educación se imparta en los colegios, porque si bien nunca es demasiado tarde, uno se puede ahorrar muchos disgustos.
Un blog muy interesante Estela, me ha encantado tu post sobre realización personal y me he sentido completamente identificada, sobre todo el momento de escoger la carrera a realizar, yo no hice lo que «quería» si no lo que «debía» por circunstancias que ahora no vienen al caso por varios motivos, uno de los más importantes, el trabajo, y poder encontrar algo mejor y que me llene me fui a Stuttgart, y en aquel restaurante nos vimos, la vida está llena de casualidades! Si no hubiera decidido arriesgarme y no tu no hubieras dejado tu zona de comfort, no nos hubiéramos visto ese día.
Mil besitos, nos leemos 😉
La verdad es que tienes razón y la vida está llena de casualidades… o quién sabe, quizá no son casualidades y todo pasa por algo ;).
Me alegra que te haya gustado el post y espero que lo que vaya publicando aquí te pueda ayudar a aclararte y encontrar algo que te llene de verdad. Un abrazo