Inconformistas con ideas visionarias
Existen personas que nunca se conforman del todo con el mundo en el que viven.
A menudo fantasean despiertas con mundos alternativos y con realidades y reglas distintas a las que conocemos, pero que cobran un perfecto sentido en el universo que imaginan.
Algunas de estas personas, consiguen descubrir y canalizar su vocación de cambio y, motivados por un espíritu incansable y una gran fuerza interior que les acompaña durante todo su trayecto, luchan por convertir su fantasía en realidad y acercar nuestro mundo al de su imaginación. Son las personas que se atreven a soñar con un mundo mejor, las que con su entusiasmo consiguen convencer a los que les rodean de que es posible construirlo, si se trabaja con afán para lograr el cambio.
Sin embargo existen otras personas que, movidas por la misma imaginación y la misma creencia de que otra realidad es posible, pero sin la capacidad de las primeras para atreverse a luchar a contracorriente y a tomar los riesgos necesarios, deciden transmitir sus ideas visionarias del mundo mediante la escritura. De este modo consiguen despertar la inspiración de otros que, con un enfoque distinto y las habilidades y la tecnología necesarias, serán capaces de hacer realidad los cambios imaginados.
Dentro de este grupo, siempre me ha fascinado el enfoque de algunos visionarios que fueron capaces de imaginar un mundo completamente diferente al que conocieron en su época; visión que décadas después ha acabado pareciéndose mucho a la realidad que hemos conocido y conocemos.
Cualquiera que haya leído a Julio Verne en su juventud ha tenido que sorprenderse por la minuciosidad de sus descripciones y por las numerosas veces que el escritor se anticipó a su época.
Novelas como Viaje al centro de la tierra, Veinte mil leguas de viaje submarino y La vuelta al mundo en ochenta días fueron, junto con las novelas de Wells, la inspiración que motivó al ingeniero aeronáutico Wernher von Braun a diseñar cohetes para la NASA. Asimismo, Verne se adelantó a inventos modernos como el motor eléctrico en su submarino Nautilus, el helicóptero, las armas de destrucción masiva e incluso describió en su novela póstuma París en el siglo XX (1863, publicada en 1994) la historia de un joven que lucha por ser feliz, inmerso en un mundo materialista en el que vive rodeado de rascacielos de cristal, trenes de alta velocidad y una red mundial de comunicaciones.
Otros autores como Aldous Huxley (1894-1963) e Isaac Asimov (1920-1992), describieron en sus obras diversas problemáticas derivadas del desarrollo y la implantación de nuevas tecnologías como la clonación o la robótica, que hoy en día aún se encuentran vigentes.
En Un mundo feliz, Huxley describe una sociedad basada en un sistema de castas, con el que todos están perfectamente de acuerdo gracias a un tratamiento de condicionamiento psicológico recibido al nacer.
Aunque la inspiración de esta sociedad puede ser una crítica a la manipulación de los gobiernos y de los medios, Huxley también se anticipa a su época describiendo la clonación, el exceso de información y distracciones, la libertad sexual y los problemas de fertilidad de las mujeres. De hecho en Un mundo feliz, las mujeres habían perdido la capacidad de procreación y la natalidad ocurría controlada y en laboratorio (situación que cada vez es más frecuente, debido al aplazamiento de la mayoría de las parejas en el mundo desarrollado para formar una familia)
Isaac Asimov, por su parte, realiza a lo largo de toda su obra cientos de predicciones sorprendentes sobre el modo de vida futuro y el papel de la tecnología y la robótica en los siglos venideros. Sus descripciones sobre las comunicaciones audiovisuales, el aprovechamiento de fuentes de energía renovables, la colonización espacial y la concepción y aplicación de los robots resultan aún hoy en día completamente actuales y posibles.
La inspiración y la influencia de la ciencia ficción
Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia (Arthur C. Clarke)
¿Crees que estos autores se adelantaron a su tiempo, que supieron leer las tendencias en las que la humanidad avanzaba y describirlas antes de que se hicieran realidad?
¿O que, por el contrario, influenciaron con sus ideas visionarias las líneas de desarrollo futuras?
Aunque a Julio Verne se le considera, junto con H.G. Wells, uno de los padres de la ciencia ficción, él siempre quiso distanciarse de este término y se denominaba a sí mismo como autor de literatura científica.
Muchas veces se ha detractado la ciencia ficción como un producto meramente fantástico, que no atiende a las reglas básicas de lo posible y que sólo se basa en los delirios de una persona, que busca en mundos imaginarios lo que no puede encontrar en el mundo real. Sin embargo, dentro del género considerado hoy en día como ciencia ficción, existen muchos tipos de enfoques, que se diferencian entre sí en función a la distancia o proximidad en la que la realidad descrita se asemeja con el mundo real.
La ciencia ficción no es más que la búsqueda de respuesta a las preguntas perennes: ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cómo? A pesar de su nombre, es la menos precisa de todas las literaturas. Su destino es errar de una pregunta a otra y a veces, dar con la respuesta. (René Rebetez)
Muchos científicos, autores, inventores y en general todo tipo de personas adelantadas a su época han sido grandes aficionados a la lectura fantástica y la ciencia ficción, a su vez, ha sido la fuente de inspiración de muchos descubrimientos revolucionarios.
Y aunque es cierto que existen muchos detractores de este género, que consideran que peca de absurdo y demasiado poco creíble, lo cierto es que la ciencia ficción ha inspirado algunos de los cambios más sorprendentes de nuestro tiempo.
Sólo hace falta que una persona lo imagine y siembre la semilla de la idea, para que otra, con una mentalidad diferente y un tipo de tecnología innovadora, la convierta en realidad unos años después. Como el mismo Julio Verne dijo: «todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad».
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