Ser dormilón, que se te peguen las sábanas o, en general, “dormir más de la cuenta” es algo que llevaba mucho tiempo sin estar de moda.
Llevamos años oyendo a nuestras familias, a nuestros amigos y a nuestros jefes criticar a todos aquellos que confiesan que necesitan dormir mucho, que son incapaces de madrugar y que aprovechan los fines de semana para dormir hasta el mediodía.
En la oficina, suele dar igual si el día anterior volviste a medianoche tras haber estado toda la semana fuera de casa en un viaje de trabajo, que si apareces media hora más tarde de lo esperado, enseguida se oyen comentarios del tipo: “pensaba que te habías tomado el día libre” o “no sabía que te habías cambiado al turno de tarde”.
Algunas personas incluso llevan por bandera no necesitar apenas dormir para ser productivos. Son las que presumen de quedarse en vela los días antes de un examen o una reunión importante de trabajo, porque “no tienen tiempo para dormir más”. Probablemente, sean las mismas que tampoco tienen tiempo para desayunar o para tomar una comida en condiciones y acaban sobreviviendo a base de café, coca cola y bocadillos que engullen delante del ordenador o de camino a alguna reunión importante.
Sin embargo, al igual que se ha demostrado que una alimentación no adecuada puede causar pérdidas de hasta el 20 por ciento de productividad en el trabajo (1) y que los hidratos de carbono refinados y las bebidas con cafeína contribuyen a crear picos glucémicos que aumentan la sensación de cansancio, parece que poco a poco se está afianzando la idea de que un trabajador no descansado puede cometer errores de una envergadura mayor que el trabajo que habría sacado adelante.
De hecho, está tan demostrada esta relación con el cansancio y los errores cometidos en el trabajo, que muchas empresas europeas han optado por mandar un correo electrónico al trabajador que lleva más de diez horas diarias en su puesto de trabajo, recordándoles que ya es hora de irse a casa y que el seguro laboral no les seguirá cubriendo esa jornada.
Dormir vuelve a estar de moda
La última tendencia entre los nuevos directivos de las grandes empresas es presumir precisamente de lo contrario de lo que presumían sus predecesores: de ser grandes dormilones. Jezz Bezos, fundador de Amazon.com asegura dormir ocho horas diarias y afirma que de este modo está más alerta y piensa con mayor claridad. Incluso Bill Clinton, que era famoso por las pocas horas de sueño que necesitaba, afirmó que cada error importante que cometió en su vida fue por falta de sueño y que desde entonces procura dormir ocho horas todas las noches.
Del mismo modo la siesta, tan duramente criticada hasta hace unos años, ha vuelto a ponerse de moda en algunos países.
Con todo lo que se nos ha achacado a los españoles por culpa de nuestra tradición de la jornada partida y de la siesta de mediodía, ahora resulta que algunas de las empresas más avanzadas y punteras del mundo reconocen abiertamente los beneficios del descanso y alardean de tener trabajadores descansados ocupando puestos de responsabilidad.
En Japón, hay varias empresas que permiten e incluso alientan a sus trabajadores a dormir una pequeña siesta de 20 minutos durante la jornada laboral (2) e incluso el propio ministro de salud recomendó que todos los trabajadores deberían echar una siesta diaria de 30 minutos. Otras empresas en Estados Unidos como Google, Nike o Deloitte fueron las pioneras en introducir sus Energy Pods (sillones de siesta) y bautizaron las siestas cortas durante la jornada laboral con el término Power Nap.
Proteger los activos
Greg McKeown, en su libro El Esencialista mantiene que descansar bien cada día es una de las formas más importantes que tenemos de mantener la mente despejada y de invertir en la herramienta más importante que tenemos para el trabajo: nosotros mismos. Designa este concepto como Proteger los activos y afirma en su libro:
» El mejor activo que tenemos para hacer una contribución al mundo es nosotros mismos. Si no invertimos lo suficiente en nosotros mismos, es decir en nuestras mentes, cuerpos y espíritus, dañamos la herramienta misma que necesitamos para hacer nuestra mayor contribución. Una de las formas más comunes en las que la gente – en especial la gente ambiciosa y con éxito – daña este activo es a través de la falta de sueño.
Necesitamos ser tan estratégicos con nosotros mismos como con nuestras carreras y nuestros negocios. Necesitamos bajar el ritmo, consentirnos y darnos combustible para explorar, prosperar y realizar.»
En un artículo de Harvard Business Review titulado “Déficit de sueño: el asesino del desempeño”. Charles A. Czeisler, profesor de medicina del sueño en Harvard, explicaba de qué manera la privación de sueño disminuye el alto rendimiento y equiparaba el déficit de sueño con beber demasiado alcohol.
Del mismo modo, numerosos estudios han demostrado que al dormir y descansar de forma adecuada, el cerebro está más preparado para resolver problemas y crea nuevas conexiones neuronales que ayudan a fijar los conocimientos que se han aprendido con mayor rapidez y eficacia.
Es por eso que las nuevas habilidades que se aprenden y los recuerdos que se crean durante épocas en las que estamos más descansados, como las vacaciones, perduran de forma más vívida en nuestra memoria y durante más tiempo que los que se han creado durante la ajetreada rutina laboral.
De hecho, durante el verano y durante las vacaciones solemos sentirnos más relajados y nuestra creatividad se dispara.
Si durante la semana laboral tenemos que exprimir nuestro cerebro al máximo para que se nos ocurra alguna idea normalita, es común que en esta época tengamos mejores ideas que nunca para nuevos proyectos, en su mayoría creativos. Esto se debe principalmente a tres factores:
- Solemos dormir más que nunca y estamos más descansados
- Permitimos que nuestra mente esté relajada y sea improductiva sin tener posteriormente carga de conciencia
- Salimos de nuestra rutina y probamos experiencias nuevas, que contribuyen a crear nuevas conexiones neuronales
Por todo esto, es hora de ir despidiéndose de la creencia de que “durmiendo estamos perdiendo el tiempo” y le demos a dormir la importancia que tiene como catalizador de la productividad y de la eficiencia en nuestras vidas.
Foto de la portada: fuente
Totalmente de acuerdo con la necesidad del descanso para el aumento de la productividad. En el caso de los mayores, las 8 horas de sueño son casi imposibles de lograr, por la tendencia progresiva a dormir menos con la edad. Pero… para eso esta la.nunca suficientemente dignificada y aplaudida..,siesta.! Felicidades por el blog
Muchas gracias!
No todo el mundo tiene que descansar el mismo número de horas, pero lo importante es dormir y sentirse descansado para poder afrontar el día con fuerzas (sea cual sea el número de horas exactas)
De acuerdo con tus reflexiones, Estela ,me gusta el contenido y como lo expresas , sigue así !
Un abrazo envolvente !!!
Muchas gracias!! Un abrazo para ti también