¿Has notado últimamente que tu mente va a dos mil revoluciones, pero que tu creatividad y tu capacidad de concentración andan por los suelos?
A lo mejor te sientas durante horas delante del ordenador, pero no consigues que tu trabajo avance a la velocidad que te gustaría y que tenga una calidad de la que puedas sentirte orgulloso.
Seguramente lleves demasiado tiempo sin darle un descanso de verdad a tu cerebro.
Vivimos en la era de la globalización, de las redes sociales y la disponibilidad, del alto rendimiento y la efectividad y de usar nuestro cerebro de forma intensiva para casi todas nuestras actividades diarias. Durante el día, la mayor parte de las personas trabajamos delante de un ordenador, enfrentándonos a la pantalla tan sólo con nuestra cabeza por herramienta y sin movernos – demasiado – de la silla durante horas. Por la tarde, llegamos a casa y encendemos la televisión, nos tiramos en el sofá a trastear con el Ipad o pasamos horas chateando por el móvil y comprobando las actualizaciones de las redes sociales. Y en muchos casos, hacemos todo esto a la vez.
Aunque a lo largo del día no hayas hecho ningún ejercicio físico, es probable que muchas noches te sientas como si hubieras corrido una maratón.
Los últimos años nos hemos ido acostumbrando lentamente a estar en un estado de alerta permanente. Todas las tareas que hacemos a lo largo del día compiten entre sí por nuestra atención constante y focalizada y acaban por agotarnos mentalmente y aniquilar nuestra capacidad de concentración.
El dulce no hacer nada
Existen muchas páginas con trucos para que puedas concentrarte mejor durante el tiempo que inviertes en hacer diferentes tareas y así mejores tu productividad. Pero en mi opinión, ninguno de estos trucos funciona de forma tan efectiva para despejarte como Il dolce far niente (el dulce no hacer nada).
Sin embargo no hacer nada, aunque sea durante un pequeño espacio de tiempo, no es hoy en día tan fácil como parece.
Te sorprendería saber que muchas personas en este era de actividad frenética, han perdido u olvidado su capacidad para, restando las horas de dormir, simplemente no hacer nada. Aunque sea un rato al día.
¿Nunca te has fijado en lo relajado y feliz que vuelves a casa después de ir a la playa?
Para mí tumbarme en la playa a tomar el sol, sin nada más que mirar el horizonte y poder darme un baño, es algo que siempre ha conseguido borrar de un plumazo todo el estrés que pudiera llevar acumulando. Sobre todo en primavera, o en los últimos días de verano, cuando la playa no está llena de gente pero aún hace calor, estar tumbada oyendo el sonido de las olas mientras a lo lejos se dibuja la línea del horizonte, siempre ha tenido un efecto mágico.
Pero como por desgracia no puedo ir a la playa todo lo que me gustaría, decidí investigar otras formas de desconectar que pudieran tener un efecto parecido.
Tumbarse a mirar las nubes
De sobra hemos oído los beneficios de meditar cada día durante un breve espacio de tiempo, para despejar la mente y recuperar el enfoque y la capacidad de concentración.
Para practicar la meditación sólo se necesita silencio y asegurarnos que no van a interrumpirnos ni el móvil, la televisión, internet o cuanto nos rodea.

Pero si ves que no eres capaz de desconectar mientas estás en casa y que aunque lo intentes, el pensamiento de que tienes muchas tareas pendientes te asalta continuamente y no te permite relajarte, te recomiendo que pruebes a dar un paseo y tumbarte en un parque, una terraza o en cualquier sitio que tenga contacto con la naturaleza y te dediques durante 10 minutos a mirar las nubes.
Descubrirás que, aunque no estés en la playa, podrás seguir disfrutando de muchos de los beneficios que le asociamos.
En primer lugar, romper con la rutina diaria para dar un paseo te ayudará a desconectar de tu larga lista de cosas pendientes que te asalta cada vez que entras a casa. Personajes célebres como Tchaikovsky, Nietzsche, Kant y Dickens, entre otros, incorporaban un paseo en sus rutinas diarias para potenciar su inspiración y creatividad
Caminar permite precisamente acceder a ese estado mental, en el que nuestra atención puede distraerse y nuestros pensamientos llenarse de imágenes nuevas, no provenientes de las notificaciones de nuestros dispositivos, sino de la conexión de ideas que hasta ese momento no habían hecho contacto (fuente)
Se ha demostrado además, que estar tumbado con la espalda apoyada en una superficie firme, despeja las ideas y mejora la creatividad. Por eso, muchas de las mejores ideas se nos ocurren cuando estamos tumbados en la playa, o cuando nos acabamos de despertar.
Por otra parte, mirar las nubes también es muy beneficioso para la vista, porque estaremos ejercitando la visión lejana. ¿No te has dado cuenta de que cuando llevas mucho tiempo trabajando en el ordenador o mirando la pantalla del móvil empiezas a notar que se te cansan los ojos? Esto ocurre porque cada día empleamos muchas horas nuestra visión de cerca sin hacer pausas, lo que fatiga nuestra vista. Cuando miras a las nubes o hacia el horizonte e intentas fijar la vista en las figuras lejanas, estarás ejercitando otro tipo de visión que te permitirá despejar la tensión acumulada en los ojos.
Por último, aunque a veces dé un poco de pereza animarse a salir a dar un paseo, cuando te encuentras solo y en mitad de la naturaleza y cuando tu única distracción son las formas que las nubes van tomando (importante para esto apagar el móvil), notarás que te resulta más fácil conectar con tu yo interior y escuchar tus pensamientos, para que vayan desalojando tu mente.
Te aseguro que todo esto se convertirá en un combo perfecto que mejorará tu capacidad de concentración y potenciará tu creatividad.
¿Ya lo has probado alguna vez?
Anímate a contarnos lo que sientes en los comentarios.
Amen Doña Estela
Llevas razon…me encanta leer tus post, me siento muy identificada, gracias Estela!!! Cuando haces una pausa y lo
dedicas solo a pensar, casi siempre da la sensacion de estar perdiendo el tiempo…yo estoy tratando de cambiar esto, pero cuesta trabajo…El no llegar a conclusiones tras un rato tambien se hace dificil… pero voy viendo que con el tiempo se van aclarando algunas ideas…creo q es bueno tomar esto como un hábito..ojalá lo hubiera hecho antes!
Muchas gracias Rocío, me alegro de que te gusten.
Nunca es demasiado tarde para cambiar cosas, lo importante es darse cuenta y ponerse las pilas 😉
Un abrazo!
Excelente post, gracias por aportarlo.