Nuestras dudas son traidores que muchas veces nos hacen perder el bien que podríamos ganar si no temiéramos buscarlo (William Shakespeare)
Desde que tengo uso de razón y cada vez que mi vida ha atravesado momentos de incertidumbre y cambios o momentos en los que he tenido que tomar decisiones importantes, las personas que me quieren siempre me han recordado que “quien no arriesga no gana”.
Aunque haya oído esta frase en muchos contextos e incluso la haya utilizado a menudo para animar a otras personas, oírla siempre me ha reconfortado y me ha recordado que si estoy en esa posición es porque existe algo que ganar. Porque aunque esto parezca evidente, si las decisiones que tenemos que tomar no son sencillas, o involucran grandes cambios en nuestra vida, a menudo corremos el riesgo de dejarnos llevar por la inseguridad y perder de vista lo que queríamos alcanzar.
¿Por qué surgen los miedos y las dudas?
El miedo es una respuesta innata de nuestro cuerpo, que se da con el objetivo de crear un estado de alerta y protegernos de los diferentes peligros a los que podemos estar expuestos.
Es relativamente sencillo reconocer un miedo frente a una amenaza externa, como ruidos fuertes, caerse desde una altura elevada, ser mordido por una serpiente, etc. Sin embargo el miedo al fracaso suele disfrazarse con otro tipo de emociones y resulta mucho más difícil de identificar.
A base de repetirlas, nuestro cerebro automatiza las acciones diarias, de modo que podamos hacerlas sin tener que pensar demasiado y con un resultado satisfactorio. Por el contrario, cualquier situación desconocida requerirá crear un nuevo proceso y traerá consigo nuevas posibles formas de equivocarse. Acostumbrados a nuestras rutinas cotidianas, cualquier atisbo de cambio se convierte en un atentado contra la inercia conocida del día a día y el miedo que sentimos no es más que la reacción de nuestro cuerpo ante este cambio. Y normalmente, cuanto mayor sea el cambio y por lo tanto mayor pueda ser la recompensa, mayor será el miedo.
Todo el que haya querido hacer algo nuevo o haya tenido que tomar una decisión en su vida se ha enfrentado a dos posibles resultados: que vaya bien o que vaya mal, éxito o fracaso. El fracaso es una posibilidad muy factible y por ellos se convierte en una fuente de miedo y dudas. Del resultado de la lucha contra estos miedos se irá construyendo el camino de una persona y su modo de vida.
Una persona que afirme que nunca ha dudado o ha tenido miedo ante las consecuencias de una decisión, estará mintiendo o se estará mintiendo a sí misma. Dudar es un proceso natural, que significa que quieres seguir creciendo y que estás dispuesto a tomar nuevos riesgos. Sin embargo, si no aprendes a superar las dudas y dejas que éstas te paralicen, nunca conseguirás lo que te propones.
¿Cómo se manifiesta el miedo al fracaso?
El miedo al fracaso puede tener cientos de variantes: miedo a no dar la talla, miedo a que las cosas no funcionen, miedo a lo que piensen los demás…
Nos aterra la idea de que nuestro proyecto fracase mucho más de lo que nos alegra pensar qué pasaría si la decisión fuera la acertada o nuestro sueño se hiciera realidad. De hecho, es normal concentrar más energía en preocuparnos por todo ello que en imaginarnos saboreando el triunfo. Hay personas tienen tan arraigado el miedo a fracasar, que nunca se plantean hacer nada nuevo. Son personas que van al trabajo cada día por el mismo camino aunque se colapse por el tráfico, pero no quieren probar una ruta nueva por miedo a perderse. Es posible que de este modo nunca logren grandes éxitos, pero se conforman con pensar que no van a equivocarse.
Cada uno tiene su propia forma de reaccionar ante la incertidumbre y es importante que aprendas a reconocer cómo tus dudas intentarán sabotearte para saber frenarlas tomando una decisión a tiempo. Puede que dudar durante un tiempo prolongado sobre una misma situación te cause ansiedad o que te sientas irascible o triste. En esos momentos es importante que sepas canalizar tus problemas de forma objetiva y te atrevas a ponerle freno.
Saber dudar… pero sólo lo suficiente
El miedo al fracaso cuestionará de mil maneras cada paso que tengas que dar e intentará boicotear todos tus proyectos. Si no sabes plantarle cara a tiempo, es posible que acabes resolviendo que no merece la pena hacer nada y permanezcas inmóvil donde estás.
A lo largo de la historia, cientos de pensadores, artistas y personas de impacto nos han prevenido contra él. ¿Conoces la parábola de los talentos? En ella vemos que este miedo es tan antiguo como nosotros, que lleva miles de años saboteando a las personas y que es importante luchar contra él.
Entonces, ¿cómo superar el miedo al fracaso?
Hay algunos consejos que pueden servirte en tu lucha contra tu propia inseguridad.
Lo más importante es que identifiques tu miedo y analices cuál es la causa concreta de tu malestar. Normalmente está relacionado con el escenario que más temes, por lo que puede ayudarte si te preguntas: ¿qué es lo peor que me puede pasar? y anotes las respuestas en un papel.
Una vez hayas apuntado tu “worst case”, haz una valoración de tus alternativas. Escribe al lado cómo podrías actuar si esa situación se diera, para elaborar una estrategia de cómo minimizarla. A continuación hazte la pregunta: ¿podría aprender algo que me sirviera para otra cosa, si esto saliera mal?
En otro papel, responde a la pregunta: ¿qué es lo mejor que me puede pasar?. Valora las oportunidades que pueden presentarse si consigues triunfar.
Aida Baida también recomienda hacerse la pregunta: ¿qué harías si supieras que no vas a fracasar?. Y para mí una pregunta que es fundamental es: ¿voy a estar tranquila si decido no hacer nada?
Una vez hayas analizado los pros y los contras, toma una decisión. Cuando notes que empiezas a sentir las mismas dudas, vuelve a leer lo que has apuntado para convencerte de nuevo.
Tomar una decisión tras un periodo de duda en un asunto importante y ser consecuente con ella, te hará recuperar la confianza en ti mismo. Sabrás que eres capaz de cumplir lo que te propones. Por el contrario, si continuamente te bloqueas por culpa de tus dudas antes las mismas situaciones que vuelven a repetirse una y otra vez, te sentirás pequeño e inseguro. Tus miedos ganarán la partida y te mandarán el mensaje: ¿ves? Ya te lo decía yo…
¿Y si fracaso y mis miedos se hacen realidad?
Si estás preparado en cierta medida con un plan alternativo y no te has lanzado a lo loco sin meditar bien tus opciones, lo más probable es que tus peores temores nunca se conviertan en realidad. Puede que no tengas éxito en lo que querías alcanzar, pero siempre habrás aprendido algo que puede servirte para el futuro y para un próximo intento.
Un consejo de David Cantone que me parece muy acertado es que te expongas al fracaso de forma controlada. Si nunca has experimentado un fracaso, aunque sea en pequeñas dosis, es posible que cuando ocurra te destruya y destruya tu autoestima.
Puede que haya gente a la que le haya sonado la flauta a la primera, pero la mayoría de las personas que han triunfado en la vida o han logrado alcanzar sus sueños, han pasado por experimentos no tan exitosos antes de llegar adonde están. En situaciones así, estas personas saben no desmoronarse ni ceder a los miedos, sino todo lo contrario: el fracaso les hace más fuertes y las lecciones que han aprendido les proporcionan las herramientas necesarias para volverlo a intentar.
Y cada éxito compensa con creces muchos fracasos.
Sobre todo piensa que eres dueño de elegir tu vida y la forma en la que quieras vivirla y que no puedes esperar que te sucedan grandes cosas si no consigues superar tus miedos y tomar decisiones incómodas.
Recuerda que si nunca haces nada, nunca pasará nada.
Fuente portada: freepik
Me encantan tus reflexiones! Yo que soy bastante más mayor que tu siempre tengo en la cabeza la idea de » dar un giro a mi vida» y aunque me consideró muy valientes, al leer tus reflexiones sobre el miedo me he sentido reflejada. Te felicito por saber describir con tanta facilidad y con tanta veracidad
Me alegro mucho de que te gusten 🙂
Creo que el miedo al fracaso lo sentimos todos antes de cada decisión, en mayor o menor medida. Hay personas más lanzadas que a lo mejor se dejan llevar menos por las dudas, pero la mayor parte de los mortales tenemos el riesgo de autosabotearnos sin ni siquiera darnos cuenta. Y por cierto hay personas que no paran de reinventarse a lo largo de toda su vida, creo que no es algo que tenga que ver con la edad sino con la inquietud 😉
El miedo al fracaso es natural pero cuando vas de la mano por personas que quieren tu exito, es mucho mas facil de eliminar.